martes, 28 de agosto de 2007

28/08/07


Foto: Henri Cartier-Bresson


Con las piernas cruzadas, sentado en el piso, un artefacto mecánico para recolectar imágenes reposa en sus manos. Los brazos tiesos y los pies temblando. Espera el sol. Un plano está casi servido. Ya los elementos: altos edificios que celebran la pequeñez del lente y sirven de consuelo, uno o dos peatones apresurados por las primeras horas de clase, las nubes lento desaparecen, ventanas grises abiertas y una inquietante sensación de profundidad. Pero el sol, indispensable para que la corrección haga efecto y el laboratorio requiera escasas intromisiones, el que coronará las ventanas, bañará explanada, charco y bancas, no ha salido aún. Esperar y ser invisible, según la recomendación de Cartier-Bresson; esperar, requisito que cumple con una sonrisa, ya que la imagen bien podría reconfortarlo la mañana entera. Después el sol de frente, la cámara bien plantada con los hombros en las rodillas, el disparador, la ventanilla de tela que se abre a distintas velocidades, y el fotón que reacciona violento sobre la película poco sensible. Esperar el resultado.

4 comentarios:

jf.yedraAaviña dijo...

y bien valen la pena la búsqueda y la espera...
ya pon más fotos de las tuyas!...

Lidia dijo...

vaya que es buena foto.
Para cuando las fotos?? me estoy haciendo una limoeza faciula, jajajjaja
Saludos

Lidia dijo...

*limpieza facial

jmbonilla dijo...

pues tú dirás Lidia, de pinta de nuevo, o como ves?